Yo, adicto (Disney+)
Un antes y un después en la ficción española sobre adicciones
La serie «Yo, adicto», estrenada en Disney+ en 2024, supone un hito en cómo se aborda la adicción en la ficción española contemporánea. Adaptada del libro autobiográfico de Javier Giner, la miniserie nos sumerge en el tormento íntimo de su protagonista, interpretado magistralmente por Oriol Pla. Javi, un profesional del audiovisual, decide ingresar voluntariamente en un centro de rehabilitación tras tocar fondo con las drogas, el alcohol y un estilo de vida autodestructivo.
La autoficción sin tapujos
Lejos de ocultar las contradicciones y el dolor, «Yo, adicto» se muestra como una obra cruda, honesta y a ratos narcisista. Desde el primer capítulo, nos enfrentamos a un personaje egocéntrico, déspota y profundamente herido, que se desnuda sin filtros ante la cámara. La narrativa se vale de la desintoxicación como contexto para explorar la vulnerabilidad humana, los traumas y los complejos mecanismos de defensa que mantienen a las personas distanciadas de la realidad. Más allá de la adicción, la serie es un ejercicio sobre aprender a convivir con las heridas y aceptar la fragilidad humana con honestidad y valentía.
Realismo, sensibilidad y denuncia social
Uno de los mayores aciertos de la miniserie es evitar la pornografía del dolor; nunca cae en el morbo ni ofrece soluciones simplistas. La recuperación aparece reflejada como un camino arduo, plagado de obstáculos y recaídas, donde el apoyo humano y la humildad son fundamentales para la reconstrucción. Además, la serie apunta una crítica sutil pero incisiva hacia la industria del espectáculo y los abusos en su seno, sumando dimensiones de denuncia social y metarrelato. Javi, rodeado por otros internos complejos —con notables interpretaciones de Nora Navas, Àlex Brendemühl, Victoria Luengo y Omar Ayuso— afronta no solo sus demonios internos, sino también prejuicios relacionados con la clase social, la belleza y el éxito.
Interpretación monumental y retrato generacional
Oriol Pla ofrece una interpretación que ha recibido elogios unánimes, destacándose como uno de los mejores trabajos de su carrera. Su actuación sostiene una narrativa profunda, dura y emocionalmente exigente, con monólogos potentes y un recurso expresivo al uso de la voz en off que rompe la cuarta pared para involucrar directamente al espectador en sus miedos y deseos. La serie equilibra momentos de humor con una mirada humanizadora sobre el fracaso, la recaída y la esperanza, transformándose en un manifiesto sobre la salud mental y los mecanismos de supervivencia contemporáneos.
Recomendaciones esenciales de los actores
Para quienes quieran ahondar más allá de «Yo, adicto», aquí un listado de algunos títulos en los que los actores principales tienen papeles destacados y que pueden enriquecer la experiencia narrativa:
| Actor | Recomendación indispensable | 
|---|---|
| Oriol Pla | El día de mañana | 
| Nora Navas | Polseres vermelles (Pulseras rojas) | 
| Marina Salas | Saben aquell | 
| Itziar Lazkano | La línea invisible | 
| Ramón Barea | Cinco lobitos | 
| Àlex Brendemühl | Herois (Héroes) | 
| Victoria Luengo | Antidisturbios | 
Mejor que…
Para ir concluyendo, «Yo, adicto» destaca como un producto de calidad superior a la media, con una interpretación magistral de Oriol Pla. En mi opinión, es la mejor producción de 2024 tanto a nivel nacional como internacional, superando otros títulos notables del año, como «Querer». No he encontrado ninguna película, serie o miniserie que iguale su fuerza y calidad en el presente año.
Conclusión: Una historia universal y necesaria
«Yo, adicto» no pretende entregar recetas ni soluciones fáciles, sino ofrecer una ventana potente, valiente y profundamente humana hacia la fragilidad compartida y el infierno personal que viven miles de personas. Adaptando un testimonio personal sin concesiones, la serie reivindica la importancia de contar historias complejas y necesarias que enfrentan tabúes y estigmas. Su impacto trasciende lo artístico y se vuelve un aporte social con un mensaje urgente: hablar, pedir ayuda y abrazar la vulnerabilidad nunca han sido tan decisivos.